Hubo un tiempo en que el matrimonio entre cuñados, en sus dos formas, sororato y levirato, era habitual. El sororato era la costumbre, según la cual, el hombre que enviudaba podía sustituir a la esposa fallecida por su hermana, casándose con ella. El levirato asumía con naturalidad que la mujer viuda se casase con el hermano de su marido fallecido. En ambos casos, tanto la mujer que se casaba con el viudo de su hermana, como la que se casaba con el hermano de su difunto esposo, no tenía gran capacidad para decidir sobre el asunto.
Visto con los ojos de hoy, esta tradición sería un acto de violencia extrema contra las mujeres, tratadas como simple mercancía y entregadas a la familia del varón durante el acto del matrimonio. El matrimonio entre cuñados era en realidad un matrimonio forzado, en el que primaban los intereses patrimoniales de las familias sobre la voluntad de las partes. Eran otros tiempos… La supervivencia era más importante que el amor, la autoridad de los padres era indiscutible y las mujeres no contaban.
Adán y Eva. Albert Durero. 1504
El padre de mi abuelo materno, mi bisabuelo Andrés, al que llamo cariñosamente Barbazul, enviudó dos veces. Siguiendo la máxima del Genésis 2:18: “No es bueno, que el hombre esté solo”, se casó rápidamente con su segunda mujer, Crisanta, y con su tercera mujer, Luisa. Mi bisabuela Luisa se convirtió así en la mujer de su cuñado y en la madrastra de dos niñas. Posteriormente tendrían varios hijos, uno de ellos, mi abuelo. Desconozco si su matrimonio casa más con el modelo de sororato forzado o por amor, nacido en los penares del duelo.
Fotograma: La Tía Tula. 1964. Miguel Picazo
Cuando un hombre se quedaba viudo y con hijos, era comprensible que buscase con cierta premura una madre para ellos. Eso es lo que hizo mi bisabuelo Andrés, dando por supuesto que sólo una mujer se podía de ocupar del cuidado de sus hijas. El sororato garantizaba una rápida sustitución de la madre fallecida y empatía hacia las niñas. De esta forma Andrés no estaba solo y Luisa se convertía en una madrastra bondadosa.
ana m. nuzzo dorado
19.09.2019 at 18:34estoy intentando averiguar si en la inglaterra del sigloXVIII había una ley que prohibía el matrimonio entre en varon y la viiuda de su hermano, pero no hay manera cada vez que lo pregunto me mandan al levirato que es todo lo contrario ya no se donde mirar.