1855. LA MUERTE DE UNA PORDIOSERA EN PANTÓN

 

Esta semana, mientras investigaba en los libros parroquiales de San Cibrán de Vilamelle en Pantón, me encontré con una muerte anónima, que decía así: “Mujer forastera, pordiosera, desconocida”.  Me sorprendió el tono de la anotación. De alguna forma, se podía oler el miedo. Por lo menos, fue eso lo que yo percibí, al leer lo que el cura había escrito en esa página del libro y también en las anteriores.    

 

 

La muerte de esta mujer hacía el número veintidós, de todas las ocurridas en la parroquia en la última semana, por causa del cólera. A finales de setiembre del año 1855, el bacilo que había entrado por Vigo, visitó también este remoto lugar del sur de la provincia de Lugo.  

 

 

 

 

 

 

 

El panorama descrito por el cura era desolador. Había muchas personas a las que no se lo podía administrar el viático o la comunión de los muertos, debido a los vómitos. Y en el cementerio no había espacio disponible para nuevos entierros. Tampoco había sacerdotes que se desplazasen de otras parroquias, para las ceremonias fúnebres, por la urgencia que estos tenían de atender a sus feligreses. Además, hubo quien fue abandonada, como la criada expulsada de la casa donde servía, para ser atendida por la protagonista de nuestra historia. Finalmente, nuestra pordiosera desconocida falleció,  mientras cuidaba a la enferma, que le habían asignado.      

 

 

 

 

“En el día primero de octubre de mil ochocientos cinquenta y cinco fue sepultado en el atrio de la Iglesia de Vilamelle, por estar lleno el cementerio parroquial el cadáver de una mujer forastera, mendiga y desconocida, que por encargo del facultativo D. José Cortiñas, vecino de Ferreira asistía a una criada de la casa del Castro de Vilamelle, la que sus amos dejaron sola y sin recursos ni asistencia. Murió del cólera y arrebatadamente sin noticia y sin que se le diese al cura ni tiempo para sus socorros espirituales, a pesar de la constante vigilancia y visitas continuadas a todos los atacados de la peste en aquel período tan peligroso, de continua turbación y sobresalto. Para que conste lo firmo”. Licenciado Jose Mª Recasens. Libro de Defuntos de San Cibrán de Vilamelle (1852-1883). Arquivo Diocesano de Lugo.

 

 

 

La última muerte registrada por el cólera en esta parroquia lucense, ocurrió veinte días más tarde. La víctima fue un maestro cantero, también forastero, procedente de Escuadro (Silleda), que estaba trabajando en la casa del cura.  Después de eso, la enfermedad desapareció misteriosamente, de la misma forma en que había llegado.   

 

 

 

¿Qué sabes de la intrahistoria de tu familia? ¿Hubo riqueza o pobreza? ¿Qúe sabes de sus enfermedades y padecimientos? ¿Hubo varias personas de la misma familia, muertas en una epidemia?   

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