Cándida es un personaje radiofónico y cinematográfico creado por la actriz cómica argentina de origen asturiano, Marina Esther Traveso, conocida por el sobrenombre de Niní Marshall.   

 

 

El personaje obedece a un estereotipo ya presente con anterioridad en el imaginario colectivo argentino: el de la “mucama” gallega.

 

 

 

 

Mucamo, mucama

 

En Argentina. Persona empleada en el servicio doméstico

 

 

 

 

 

 

Desde finales del S.XIX, las mujeres gallegas del rural comienzan a emigrar en masa, rumbo a América, para trabajar principalmente en el servicio doméstico. Poco a poco se va construyendo el mito de las gallegas como jóvenes ingenuas, poco refinadas, desconfiadas, tacañas, “ligeras de cascos” y fácilmente reconocibles por su acento, como Lola Flores.

 

 

Cándida Loureiro Ramallada encarna todas esas cualidades. En 1939, después de un éxito inesperado en la radio, el personaje da el salto al cine con la película homónima, dirigida por Luis Bayón Herrera. A esta le seguirían otras más.

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

¿Qué interés puede tener ver una película protagonizada por una especie de cruce entre Lina Morgan y Beatriz Carvajal, que se ensaña con las gallegas migrantes y pobres? ¿Podría obviar ciertos detalles molestos y centrarme en el valor documental de la película?

 

 

Siempre me había interesado, la emigración de las mujeres, ya que mi abuela Casilda emigró a Cuba, joven y sola. Cuentan que su destino inicial eran los Estados Unidos de América, donde le esperaban sus hermanos y hermanas, pero que debido a cambios en las políticas migratorias tuvo que conformarse con Cuba.  

 

 

Su experiencia migratoria es un misterio para mí. Sólo sé que viajó soltera y regresó casada. Y también que trabajó en el servicio doméstico. En Cuba no tenía hermanos ni hermanas, pero si familia extensa, que puede que la ayudase a colocarse en alguna casa.   

 

 

Cuando observo la escena en que Cándida desciende por la escalerilla del barco que la lleva a Buenos Aires, intuyo en ella un algo de mi abuela Casilda. Mi abuela también llevaría los documentos a buen recaudo en el justillo, contestaría con palabras parecidas a los funcionarios de aduanas y miraría con desconfianza al médico que la reconocía.  

 

 

Quizás también hizo noche en Triscornia el equivalente cubano al Hotel de Inmigrantes de Buenos Aires, mientras no pudo contactar con la familia. Y seguro que tuvo miedo y se sintió vulnerable, arrancada de ese entorno doméstico, donde todo era pequeño y reconocible.

 

 

Como Cándida, seguro que mi abuela acudió a una de esas romerías multitudinarias, acompañada por mi abuelo. ¡Ella, que nunca había ido al baile! Y por las noches soñaba con la tierra que había dejado atrás! Eran sueños que la trasladaban no a la Galicia marinera de donde procedía Cándida, sino ese lugar mítico de Queixa, en las montañas del Ourense Oriental. donde un día fue Heidi.

 

 

Gracias a «Cándida» pude acompañar a mi abuela en su periplo y descubrir la mirada del Otro, observándola a través de una lente, que la deformaba. La verdad es que hubiera preferido una mirada más benévola y humana. Ser migrante no es nada fácil.   

 

 

 

¿Hubo historias de mujeres migrantes en tu familia? ¿Qué cosas sabes y qué cosas no sabes de su experiencia migratoria? ¿Conoces alguna otra película que puede acercarte a la realidad de las mujeres gallegas que emigraron a América?