MUSICA REDENTORA. JAMES RHODES

JAMES RHODES. EL PODER REDENTOR DE LA MÚSICA

 

 

Descubrí a James Rhodes, en el momento en que mi padre se despedía de este mundo, definitivamente, hace ya cuatro años. En los tiempos muertos que transcurrían entre idas y venidas al hospital, devoraba «Instrumental».

 

 

 

“Instrumental. Memorias de música, medicina y locura” es un relato descarnado y crudo sobre la historia de un niño, violado durante cuatro largos años, por su profesor de boxeo. Y también, una historia de cómo entre tanta desolación, soledad y vulnerabilidad, ese niño encuentra refugio en la música. Luego vendrán el consumo de drogas, intentos de suicidio y repetidos ingresos en psiquiátricos.

 

 

 

 

 

«Instrumental». James Rhodes. Blackie Books

 

 

 

El resto de la historia ya la sabéis. James Rhodes es ese hombrecillo que se enamoró de Madrid, y que cada día comparte desde su casa, una pieza de piano tocada por él, para que nos podamos sentir un poquito mejor.   

 

 

 

Es además un activista, que lucha sin tregua, por  una legislación que persiga los delitos de abuso de menores, de una forma efectiva. No debió de ser fácil para él, publicar este libro. Ya sabéis, que los abusos sexuales en la infancia, son uno de esos secretos inconfesables. Tanto es así, que muchas veces, la propia memoria de las víctimas, se blinda, para autoprotegerse. Hasta que en algún momento salta algún resorte y es posible recordarlo, verbalizarlo y compartirlo. Esto fue lo que hizo James Rhodes. Por él y también por todos los niños y niñas, que son y han sido abusados y abusadas, cada día.     

 

 

 

 

» Si atribuimos a los traumas el carácter de fetiche incomunicable, los supervivientes quedan atrapados, no se les permite sentir, que son reconocidos».

 

 

 Phil Klay. Veterano del Cuerpo de Marines de Estados Unidos.

 

 

 

 

Como pianista, revolucionó el mundo de la música clásica. Si tenéis la oportunidad de asistir a alguno de sus conciertos o de leer alguno de sus libros, podréis observar que cuenta a la audiencia la historia que hay detrás de cada una de las piezas, que interpreta o detrás de cada uno de los compositores. A mí personalmente me fascina, ese interés suyo por la intrahistoria de la música.

 

 

 

En aquellos días tristes en que mi padre se iba, yo escuchaba “La Chacona” de Bach, machaconamente. Sabía, que esta pieza era la que había salvado la vida a James Rhodes gracias al hallazgo casual de una casete con la grabación de la versión para piano arreglada por Ferrucio Besuni.  

 

 

 

 

 

 

 

También sabía que esta composición musical era un lamento de Bach, por la muerte de su mujer, ocurrido en 1720, cuando él estaba ausente de viaje. Escucharla me permitía conectar con el dolor, como un sentimiento universal, que no sólo estaba en mi interior. Estaba en Bach cuando lloraba la ausencia de su esposa, en James niño cuando lloraba su miedo, confusión y vergüenza y también en mí, en ese preciso momento. Y la música estaba ahí para mostrármelo.              

 

 

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