LA BODA DE MIS PADRES. UN TESORO ESCONDIDO EN UN CAJÓN

 

 

 

Los caminos de la genealogía son inescrutables. Por extraño que parezca, esta foto de la boda de mis padres, salió a la luz, hace tan sólo tres años. La imagen es un momento congelado, de un pequeño rollo de película, que había permanecido olvidado, demasiado tiempo. 

 

 

 

Fotograma: Campanas de Boda

 

 

 

Desconozco como fue la secuencia exacta de los acontecimientos. Sólo sé que mi padre se moría irremediablemente. Y que mi madre, entró en el salón de nuestra casa, con ese pequeño objeto, en la mano, y manifestó su deseo de revelar su contenido. Nadie podía sospechar entonces, que nuestro patrimonio audiovisual, contaba con esas imágenes en color y en movimiento, del día en que empezó todo. 

 

 

 

 

Mi padre murió a los pocos días, sin llegar a verlas. Era un minuto de grabación, que pudimos transformar, en un pequeño corto de cinco minutos. Allí estaban ellos radiantes, bellos e ingenuos, con sus brazos entrelazados, caminando hacia la vida, sin miedo. A su alrededor familiares y seres queridos… Y también miradas curiosas, buscando contagiarse de ese momento de celebración.

 

 

 

 
Fotograma: Campanas de Boda

 

 

 

 

 

¿Quien soy yo? La respuesta podría estar, en este instante mágico. Mis padres se casaron en Castro Caldelas, una villa de la provincia de Ourense, en el último día del verano de 1961. Ese mismo día, en Estados Unidos, el matrimonio Hill, fue abducido por un OVNI… Y en las emisoras de medio mundo sonaba Surrender, de Elvis Presley. Yo vendría nueve años después, y soy una extraña combinación de estos dos seres, únicos e irrepetibles.    

 

 

 

Muchas veces pienso, en lo que diría mi padre si pudiese ver estas imágenes. Diría de verdad eso de: «Disfrutad de la visión de los brazos entrelazados, de un ribeirao y una montañesa, que se dirigen hacia el futuro sin miedo?» O diría también: «Es importante que sepáis, que ese día escogí a la mejor madre, para vosotros«?. 

 

 

Ahora ya no puedo, preguntarle. Simplemente,  doy las gracias a mi madre, por haber compartido este pequeño tesoro, con nosotros. Y fantaseo cada día, con la idea de encontrar otros nuevos, escondidos en los cajones y armarios de la casa familiar. Ya sabéis, que la genealogía no se construye sólo con documentos oficiales. Precisa también fotos, grabaciones, diarios, cartas e incluso objetos personales, escondidos, en los lugares más insospechados.

 

 

 

 

 

 

 

 

Y tú, ¿has encontrado algún tesoro, custodiado con celo, por alguna persona de la familia? ¿Qué cosas crees que se ocultan en tu casa familiar? ¿Qué sueñas con encontrar algún día?  

 

 

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