SAN XURXO DE AGUAS SANTAS. LA HUELLA NAPOLEÓNICA EN EL CAMINO PRIMITIVO

 

 

 

En una de mis recientes visitas al Archivo Diocesano de Lugo, cuando revisaba los libros de difuntos de la parroquia de San Xurxo de Aguas Santas en Palas de Rei, encontré una extraña partida de defunción.  

 

 

Era el doble enterramiento de un hombre y una mujer, “vecinos y caseros del Iglesario”, muertos de forma violenta a manos de las tropas francesas, que pasaban por este lugar en dirección a Melide. La anotación describía con detalle el asesinato de los dos, por “dos fusilazos” de los dragones. La mujer murió al momento, pero que el hombre pudo recibir los sacramentos de penitencia y comunión del vicario de esta iglesia, que era también su amo. El matrimonio dejó un niño huérfano, de corta edad. Se llamaba Luis.  

 

 

 

Cuenta además que, los dos fueron enterrados ese mismo día, a petición del pueblo, que temía por la posible irrupción de nuevas partidas de soldados, que en aquellos tiempos frecuentaban el camino. Por  primera vez,  los parroquianos fueron conscientes de la inconveniencia de estar en un lugar de paso.

 

 

 

 

 

 

 

Era el uno de febrero de 1809. Por aquel entonces, Galicia había sido ocupada por las tropas francesas, “sin apenas resistencia, en veinticinco días”. Así lo cuenta. Xosé R. Barreiro Fernández, en “Historia Social da Guerra da Independencia en Galicia” de Edicións Xerais. Según este autor, la ocupación de Galicia fue un “paseo militar”, en el que fueron cayendo Lugo, Betanzos, Santiago, A Coruña, Ourense, Mondoñedo, Ferrol, Pontevedra, Vigo y Tui.  Poco después, la población, empujada por los abusos cometidos por el ejército de ocupación, comenzó a organizase en alarmas.

 

 

Desconozco si el cura de Aguas Santas, llegó a empuñar las armas contra el enemigo. Su nombre no aparece en la relación de curas fallecido en 1809, a causa de la guerra. ¿Cómo sería su discurso ante sus feligreses? ¿Pacífico o encendido? ¿Qué papel habría jugado, en los nueve meses de ocupación?     

 

 

El señor cura enterró a Antonio y María “en dos sepulturas juntas y contiguas a la pared y esquina abajo del altar de nuestra Señora del Rosario”. Así que, si algún día visitáis este lugar del Camino Primitivo, en vuestra peregrinación a Santiago, podéis entrar en la iglesia e intentar adivinar dónde reposan sus cuerpos, maltratados por la Historia.   

 

 

¿Qué  sabes de la intrahistoria de las personas que te precedieron? ¿Cómo vivieron los grandes acontecimientos históricos? ¿Cúal fue su experiencia durante la invasión napoleónica? ¿Fueron víctimas o verdugos?

 

 

 

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