Empieza de nuevo el curso y con él , la idea de retomar una actividad física, que me ayude a sobrellevar esta nueva etapa.

 

 

Mi consejo es que si os apuntáis a clases de yoga, no lo hagáis por amor, como en la canción.

 

 

Y si finalmente lo hacéis, procurad que sea  por amor a vosotros y a vosotras mismas.

 

 

 

 

 

 

Escuché «Yoga Love» por primera vez, hace unos días en directo, en un concierto de Chucho.

 

 

Fernando Alfaro le dio entrada con esta frase: “Lo que llegamos a retorcernos por amor”.

 

 

Sus palabras me hicieron sonreír, aunque realmente aquello no tenía gracia.

 

 

La canción contaba un poco la historia de mi vida: un retorcerme en silencio, para ser vista.

 

 

¡Hablaba de mi forma de estar en el mundo, aprendida en mis primeros meses de vida, a través de la relación con las personas, que me cuidaron!    

 

 

La teoría del apego pone el foco en cómo esas primeras relaciones, modelan nuestra personalidad.

 

 

Esta teoría distingue cuatro estilos de apego: seguro, evitativo, ansioso y desorganizado.  

 

 

No voy a desvelar el que yo he experimentado en mi infancia.

 

 

Afortunadamente, acabo de encontrar una canción que me permite desdramatizar, cada vez que me sorprendo, retorciéndome hasta lo imposible , para buscar la mirada y la aprobación del Otro.