Hoxe recibín un inesperado agasallo de aniversario dunha persoa, para quen estou investigando. Trátase dun precioso poema do poeta asturiano Ángel González (Oviedo. 6 de setembro de 1925-Madrid. 12 de xaneiro de 2008), que incorporo á miña escolma de poesía xenealóxica.
O poema “Para que yo me llame Ángel González”, que pertence á obra “Áspero mundo” (1952), di así:
PARA QUE YO ME LLAME ÁNGEL GONZÁLEZ
Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento…
Tes pensado en todo o que tivo que pasar para que ti te chames? Tes reparado en todos os homes e mulleres que forman parte desa longa cadea que chega ata ti?
Non hai comentarios