Hace unos días, cuando hojeaba los libros parroquiales de San Pedro de Ribas Altas, encontré una anotación, que no llevaba nombre o apellidos. El cura había escrito tan sólo “niña ahogada”.
“El día siete de junio de mil ochocientos cincuenta y uno se dio sepultura eclesiástica en el cementerio de esta parroquia de San Pedro de Ribas Altas, al cadáver de una niña que se halló ahogada en el río y se mandó sacar por orden de la justicia de Monforte , quien la reconoció y mandó darle sepultura, que al parecer tendría doce años, poco más o menos. Se ignoran su nombre, padres y naturaleza, sólo se dice que había venido a servir a la casa de Pedro Rodriguez Pequeno, vecino de la mencionada parroquia, y que desgraciadamente en el mismo día se ahogó. Y para que conste, por lo que pueda importar, en dicho día, mes y año”. D. Ramón Fernández Barbeito. Libro de Defuntos de San Pedro de Ribas Altas (1776-1882). Arquivo Diocesano de Lugo
Su protagonista era una niña anónima, que acababa de llegar a Ribas Altas para servir y que se había ahogado, en el río Cabe, ese mismo día. La partida de defunción era una crónica de reminiscencias “dickensianas” que hablaba de un tiempo, en que el trabajo infantil era la norma. Mientras leía, me invadió una sensación de profundo desasosiego por todas esas niñas desprotegidas y entregadas por sus familias, a edades tan tempranas. Sentí pena por esa pequeña Ofelia, que se ahogó en el río en extrañas circunstancias, lejos de su casa.
Ophelia. John Everett Millais (1852). Tate Gallery
ana
12.05.2019 at 07:56que desacougo…. as nenas, as mulleres… as desherdadas
bisagras de papel
16.06.2019 at 20:28Grande, si!!!