LA INFANCIA DE NUESTROS PADRES. UN PARAÍSO VERDE Y AZUL

 

 

Cuenta la leyenda que las entrañas del monte Cornería esconden en su interior el tesoro de Maeloc, un enorme diamante de color azul, al que se le atribuyen poderes extraordinarios. Dicen también que Maeloc era un líder bretón, que llegó a Galicia, huyendo de las invasiones anglosajonas y que fundó una ciudad llamada Britonia, la actual Bretoña.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Yo no conocía esta historia. ya que mi infancia transcurrió a cientos de kilómetros de este lugar de la Mariña lucense. Es cierto que mi madre, había alimentado mi imaginación, con historias de tesoros escondidos, custodiados por mouros y que me había entrenado para adivinar la silueta de gigantes dormidos, en el perfil de las montañas. También recuerdo un día, que estaba en Foilebar, después de haber disfrutado de un abundante cocido.  Mi amigo Carlos señaló una de las montañas nevadas y dijo: “Allí hay un tesoro escondido”. Seguro que este hombre había escuchado esa historia mil veces, cuando era niño, al calor del fuego de la  lareira.

 

 

 

Emocionada, llamé a mi cliente para preguntarle si conocía la historia de Maeloc. Hacía mes y medio, que habíamos empezado a investigar sobre su familia, con la finalidad de hacerle un regalo a su padre.

 

 

 

Durante este tiempo, visité varias veces el Archivo Diocesano de Mondoñedo-Ferrol, para extraer la información de los libros parroquiales de Vilaronte y Mondoñedo. También había ido al Archivo Histórico Provincial de Lugo, en busca de testamentos. E incluso, había aprovechado una visita a Madrid, para visionar los microfilms de los padrones de habitantes, en el Archivo de La Villa. ¡Había encontrado auténticos tesoros!

 

 

 

En ese momento, estábamos ya en el proceso de materializar la información en, un árbol genealógico personalizado.  Ya habíamos definido los elementos que deberían aparecer en la lámina: la casa familiar con hórreo, un caballo llamado Lindo, vacas, un cerezo y la presencia silenciosa del monte Cornería, desde donde se puede divisar el río Masma, vertiéndose en el mar.

 

 

Mi cliente quería recrear el paisaje de la infancia de su padre y su tío, del lugar en el que se habían criado y al que nunca habían dejado de pertenecer.  El verde dominaba la composición, diseñada por mi nueva colaboradora, Marta Castro Abelleira, de Hei Castro. La duda era, si ahora debíamos incluir también, el mítico diamante azul.

 

 

 

Al final, decidimos que el tesoro continuaría escondido, en el interior del Cornería. La  imagen de esos dos niños, rodeados de todos esos elementos, era puritita magia. Tenía un nosequé  de País de Nunca Jamás, de Peter Pan. La visión del conjunto  trasladaría al padre de nuestro cliente, a esa infancia añorada en las tierras de Vilaronte, de la que ambos hermanos habían sido arrancados, en su edad adulta, para vivir en entornos urbanos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mientras avanzábamos en el trabajo, pensaba en qué paisaje recrearía, si tuviese que regalar un árbol genealógico, a mi padre. Quizás le pediría a Marta Castro, que lo dibujase caminando por las viñas de la Ribeira Sacra de Ourense, desde Abeleda hacia Alais, con un martillito de juguete en el mano. 

 

 

Es uno de los pocos recuerdos de su infancia, que mi padre compartió conmigo. Me contó, que eran las fiestas en Alais y que subía contento a casa de sus abuelos, con su martillo nuevo. De repente, recordó que allí también estarían sus primos, bastante superiores a él en tamaño y fuerza física. Así que, decidió esconderlo, entre las piedras de un muro. Cuando volvió al día siguiente, ya no estaba.

 

 

Las pasadas Navidades, le he pedido a los Reyes un martillito. Debí de ser buena, porque me han traído, uno precioso. Ahora me gusta tomarlo entre mis manos, para recordar que mi padre, mis abuelos, mis bisabuelos y mis tatarabuelos, fueron algún día niños. A veces siento el impulso de abrazar, a todos esos niños. De alguna manera, cuando los abrazo a ellos, me abrazo también a mí.   

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Si tuvieses que recrear el paisaje de la infancia de tu padre, qué elementos escogerías? ¿Qué cosas sabes de la infancia de las personas, que te precedieron? ¿Las personas de tu familia son más de contar o de callar? ¿Te han hablado de sus juegos? ¿Te han contado de las personas y animales, que les rodeaban y sostenían?       

 

 

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