¿VERDAD O MENTIRA? EL EXTRAÑO CASO DE LOS PECADORES PENITENTES

 

 

Hace unos meses, cuando hojeaba los libros de casados de Santa Mariña de Brañas, en el ayuntamiento coruñes de  Toques, encontré una anotación sorprendente.

 

Sus protagonistas eran una pareja a los que le unía una relación de “cuarto grado de consanguinidad” y que, a sabiendas, “habían mantenido cópulas ilícitas”. Cuando solicitan dispensa matrimonial para casarse, se estudia su caso. Y al final reciben autorización de la iglesia, pero con una condición.

 

A la pareja se le impone la siguiente penitencia. A él, ocho meses de tocar las campanas, preparar la luz y el agua bendita y todo lo demás que practica el mayordomo. Y a ella ocho meses, de lavar las ropas de la iglesia. Los dos, además, debían confesarse y comulgar una vez al mes y rezar una estación del santísimo sacramento, lo que viene a ser cinco series de un padrenuestro, avemaría y gloria y un padrenuestro más.   

 

 

 

 

 

 

 

Las bodas de hoy son muy distintas. En primer lugar, hay una gran variedad de ritos religiosos o paganos, a nuestra disposición. En segundo lugar, desde hace algunos años es legal, el matrimonio entre personas del mismo sexo. Ya no es necesario disfrazarse para engañar al cura, como hicieron Elisa y Marcela.

 

 

Imaginad que ya habéis decidido el ritual y que tenéis por delante varios meses para elegir fecha, lugar, presupuesto ,  ropa , menú, personas a invitar, música, decoración y modo de inmortalizar el momento… Ahora cerrad los ojos e imaginad de nuevo que a esa penitencia, se añade tocar las campanas o lavar las ropas de la iglesia. Quizás cuando le escribáis a vuestra “wedding planner”, os dirá: “Tranquilidad, yo me ocupo”. Otra opción, sino queréis pagar por ese servicio extra, es proponer a las personas invitadas, una reducción en el precio del plato a cambio de que cumplan con el castigo. ¡Ingeniería financiera al poder!

 

 

 

 

 

 

 

Sea como sea, la pareja se casó y el hijo que había nacido de esas relaciones ilícitas, “fue legitimado por el posterior matrimonio de los padres”. Me pregunto, si esta historia se recuerda en la familia. Y en caso de ser así, ¿cómo será el relato de los hechos? ¿Habrá rabia o habrá orgullo?  También, puede ser que esta historia se haya incorporado a la colección de secretos “innombrables”. Supongo que ya sabéis que todas las familias tenemos un compartimento especial, a veces de dimensiones colosales, para guardar nuestras “vergüenzas”. Quizás haya llegado el momento de abrirlo y mirar a ese trío de hombre, mujer e hijo , con ternura. Ya han pasado más de ciento cincuenta años.

 

         

    

¿Qué sabes de la intrahistoria de tu familia? ¿Cuántos obstáculos tuvieron que superar para casarse? ¿Hubo personas de tu familia que se casaron de “penalty”?  ¿Ha sido esto motivo de vergüenza o infelicidad?   

 

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