
Hace unas semanas he tenido una revelación.
He descubierto que la mítica canción de Jose Luis Rodríguez «El Puma» no empieza con las palabras, «bumerán, bumerán” , sino con las misteriosas “numerao, numerao” y que el “pavo real uuuh”, de la canción, con su cola desplegada, es una metáfora de un árbol genealógico en abanico. “Numerao”, eso sí.
La canción es una oda a la genealogía en toda regla, concretamente al método Sosa.
Llamadle deformación profesional, si queréis.
Puede que mis cinco sentidos están contaminados por mi pasión por la genealogía.
Pero, ¿no estáis de acuerdo conmigo en que «El Puma» está hablando aquí sobre las bondades de numerar, para poner un poco de orden en nuestras investigaciones genealógicas?
El método SOSA de numeración
El sistema más utilizado en genealogía, para numerar a nuestra ascendencia directa es el SOSA (o Sosa-Stradonitz), que se llama así por Jerónimo de Sosa, el genealogista franciscano, que utilizó por primera vez este método. Y también, por el alemán Stephan Kekulé Von Stradonitz, que la popularizó, dos siglos más tarde.
Según este tipo de numeración, empezaríamos por la persona principal a quien se le asignaría el número 1.
Al padre se le asignaría el doble y a la madre el doble más uno. Y así en cada generación.
Persona principal (1)
Padre (2)
Madre (3)
Abuelo paterno (4)
Abuela paterna (5)
Abuelo materno (6)
Abuela materna (7)
Bisabuelo paterno-paterno (8)
Bisabuela paterno-paterna (9)
Bisabuelo paterno-materno (10)
Bisabuela paterno-materna (11)
Bisabuelo materno-paterno (12)
Bisabuela materno-paterna (13)
Bisabuelo materno-materno (14)
Bisabuela materno-materna (15)
Es indudable que es una forma útil de organizar nuestro trabajo, aunque limitada por no poder reflejar la diversidad familiar y sexual, de nuestra sociedad.
Tengo que confesar que la numeración SOSA se ha quedado un poco viejuna, como la canción.
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