Se acerca el 01/11 y cada vez se me hace más extraña la ausencia de mi prima.
Todavía me cuesta asumir que la urna con sus cenizas está ahora depositada en el cementerio más bonito del mundo , junto con los restos de otras personas de la familia, ya ausentes.
Allí descansan mis bisabuelos José y Andrés, la hermana de mi bisabuela Elvira, mi abuelo Paco y mi abuela Casilda, mi tía María, Carlitos, mi hermano desconocido , mi tío Daniel, mi propio padre Carlos y también ella.
Toda una multitud que pronto exigirá poner orden y dejar espacio, para otros y otras.
La muerte acecha.
La finitud propia y ajena, como una amenaza.
A veces, me invade una extraña sensación de irrealidad, por eso de no haber podido despedirme de ella, como yo quisiera.
Su hospitalización y meses de aislamiento no permitieron que hubiese entre nosotras un contacto íntimo.
Es como si faltase algo.
Quizás sea por eso, que he vuelto sobre Andrés Lewin, su muerte inesperada y su música, que tanto me ayudó a sobrellevar el duelo de mi padre.
Es extraño que la letra de “Iluminados” describa de una forma tan precisa cómo me siento en estos momentos:
“Van a quedarme muchas cosas que decirte,
Pero esta despedida es imperfecta,
Las despedidas nunca son perfectas,
pero son tristes»
Asombra que la canción exprese a viva voz , mi deseo secreto de reencontrarnos en otro tiempo y en otro lugar, a pesar de que ella no creía en más vidas que esta, que tuvimos la fortuna de compartir.
«Y aunque ahora somos nuevamente dos extrañas,
hay un motivo por el que nos conocimos.
y si está escrito que no tenemos que separarnos,
nos volveremos a encontrar,
en el destino, iluminadas,
nos volveremos a abrazar»
*Nota mental: Pedirle disculpas por esta licencia espiritual, fruto de los desvaríos del duelo.
Ojalá en un futuro no muy lejano, podamos entonar un canto colectivo en su memoria, parecido a este.
Cuando esto ocurra, sabremos que hemos por fin transcendido el dolor de la pérdida, dejando espacio para la alegría y la esperanza.
La alegría será su mejor legado.
Mientras tanto, seguimos transitando los caminos y misterios del duelo.
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Javier
01.11.2024 at 14:12Amiga Helena,
Fai tan so unhos dias foise meu primo.
Non hai adeus que sacie,
nin derradeira ollada que baste,
cando a vida se apaga
e o amor fica en suspenso.
Como amarras soltas no vento,
quedamos sen saber que dicir,
co peito cheo de ausencias
e a memoria que empeza a doer.
Pensamos que habería tempo,
un momento máis, unha palabra,
pero o reloxo cala, implacable,
e levan con el o que amamos.
Non hai despedida suficiente,
só ecos dun amor sen fin,
como unha estrela que arde lonxe,
alumeando o camiño a seguir.
Quédannos os seus xestos, as risas,
as pegadas que non borrará o tempo,
e así, nas lembranzas, reviven,
aínda que o adeus non foi completo.
bisagras de papel
01.11.2024 at 14:52Grazas infinitas, Javier!!!