EL HOUDINI GALLEGO

MI TÍO BERNARDO. UN HOUDINI CON PRONUNCIADO ACENTO GALLEGO

¡Vamos a por un nuevo día de confinamiento! Mientras valoro la conveniencia de levantarme ya o esperar un poquito más, busco en internet canciones que hablen de la libertad. Tardo en decidirme entre una amplia oferta, que incluye a Nino Bravo, Serrat,  Freddie Mercury o Pharell Williams.

 

 

Finalmente, elijo “Necesito Respirar» de Medina Azahara y canto a modo de grito sordo eso de: Necesito respirar, descubrir el aire fresco y decir cada mañana, que soy libre como el viento”. Después de cantar, me asomo a la ventana para sentir el aire y el solcito en mi cara.

 

 

No es fácil estar encerrada, siendo sobrina bisnieta de un hombre, que amaba la libertad por encima del todo. Ya sabéis que hay amores y valores, que se transmiten de generación en generación.   

 

 

 

 

“¡El cuerpo tiene memoria! El cuerpo es heredero de una historia, de una educación, de una familia, de una cultura, de una geografía, de esquemas complejos inscritos por generaciones.”

 

Marie-Claude Pietrogalla

 

 

 

Cuenta la historia que mi tío bisabuelo Bernardo era un hombre que se echó al monte y que burlaba a la guardia civil, cada vez que le intentaba dar caza. “¡Era más listo que un ajo!, decían sus sobrinos nietos con una gran sonrisa.

 

 

Mi tía Paca me contó también, que estaba haciendo el servicio militar en Santoña, cuando su madre enfermó gravemente. Así que decidió escaparse, para verla. En este momento bisagra, se comenzó a forjar la leyenda del prófugo, en huida permanente.  

 

 

Los papeles dicen que mi tío Bernardo falleció de un derrame cerebral, cuando tenía sesenta y cinco años, en su pueblo natal en Abeleda, perteneciente al ayuntamiento de A Teixeira, en Ourense.   

 

 

Yo di la historia por buena, hasta que un día por casualidad, descubrí en la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica, muchísimas referencias al hermano de mi bisabuelo. ¡Nuestro familiar era, en realidad, el Houdini gallego! Seguro que su foto, también podría ir acompañada de la leyenda: «Stone walls and chains do not make a prison».  Lo que ocurre, es que sus técnicas de escapismo, no le reportaron beneficio económico alguno.     

 

 

 

MI TIO BERNARDO. EL HOUDINI GALLEGO

 

Houdini. 1899

 

 

 

En la hemeroteca, pude encontrar órdenes de busca y captura, que describían sus rasgos físicos y psicológicos, información sobre sus sonadas fugas de las cárceles de Santoña y A Coruña, entre otras, así como de otros intentos frustrados de huida. También pude saber de su amplio historial delictivo, dominado por continuos quebrantamientos de condena.

 

 

 

“ Por la presente requisitoria se cita, llama y emplaza a Celestino Bernardo González Rodríguez, de estatura mediana, de cuarenta y un años de edad, soltero, natural de Santa María de Abeleda, Ourense y confinado que ha sido del penal de esta villa, donde se fugó la madrugada del día actual, creyéndose se ha dirigido a Santander, minas de Vizcaya o al pueblo de su naturaleza y cuyas señas son pelo, cejas y ojos castaños, nariz y boca regulares, cara redonda, barba poblada, color sano y tiene muy pronunciado el acento gallego, contra cuyo sujeto se han dictado autos de procesamiento y prisión, para que dentro de diez días, a contar desde la inserción de la presente en La Gaceta de Madrid comparezca ante este juzgado para contestar de las cargas que le resultan del citado delito de quebrantamiento de condena, apercibido con que si dejase de hacerlo será declarado rebelde y le pararán los perjuicios que hubiere lugar.

 

A su vez, en nombre de S.M, la Reina Regente, exhorto y requiero a todas las autoridades, tanto civiles como militares y de policía judicial, para que practiquen activas gestiones en busca del procesado, y en caso de ser habido lo remitan en clase de preso con las debidas seguridades al establecimiento penal de esta villa y a mi disposición, pues así lo tengo acordado en referida causa. Santoña. 24 de octubre de 1894”     

 

 

Requisitoria, publicada en Boletines Oficiales de todo el país  

  

 

 

Me pregunto, como llevaría Bernardo este tiempo de confinamiento que estamos viviendo ahora, cien años después de su muerte. ¿Sería uno de esos infractores reincidentes que salen de su casa, hasta diez veces al día? ¿Se sentaría en uno de los bancos del parque Rosalía de Castro, con la excusa de salir a pasear al gato? ¿O iría un poco más allá, arriesgándose a dar un paseo a la orilla del Miño? 

 

 

La verdad es que no tengo ni idea. Simplemente, estoy hablando de algunas de las tentaciones, que me asaltan cada día. Por algo somos familia.    

 

 

 

¿Hay personas de tu familia, de las que siempre se habla? ¿Qué huella han dejado en ti? ¿Qué habrá de verdad en las historias que cuentan? ¿Has intentando contrastar esas historias con documentos?   

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