Hace unas semanas, cuando consultaba los libros parroquiales de A Fonsagrada, contabilicé a más de veinte hombres, que habían sido “afusilados” por facciosos, entre los años 1835 y 1838. Eran muertes que querían ser ejemplarizantes y disuadir al campesinado de unirse a las partidas carlistas, que operaban en la zona.
faccioso, facciosa
persoa que pertenece a un bando o facción; expresión utilizada en la época para referirse a los carlistas
En el medio de todas esas defunciones, encontré una que me llamó especialmente la atención. Se trataba de María López, “mujer que fue de Manuel Alvárez Fernández alias señorito, vecina de Bullán”, que fallece el veinticuatro de enero de mil ochocientos treinta y cinco.
¿Quién era esa misteriosa mujer? Algo me decía que su marido no era un don nadie. El “señorito de Bullán”, llamado así por tener raíces en la localidad becerrense de Bullán, resultó ser uno de los líderes de las partidas carlistas, que actuaron en la zona oriental de Galicia.
¿Qué hacía esa mujer en A Fonsagrada? ¿Estaría corriendo la misma suerte que otras mujeres de combatientes, en esta sangrienta guerra civil de principios del S.XIX?
Su partida de defunción decía que sólo se le había administrado el sacramento de penitencia y no más por no haber lugar. ¿Qué querría decir exactamente ese «por no haber lugar»? ¿No le dieron la comunión por no estar consciente? ¿O quizás para infringirle un castigo mayor?
Se supone que era una devota cristiana, que no cristina, que nunca rechazaría este sacramento.
cristino, cristina
partidario o partidaria de Isabel II, bajo la regencia de su madre María Cristina de Borbón, contra el pretendiente don Carlos
Me inquietaba que en su partida de defunción no diesen más detalles… Aparentemente no había sido fusilada, como la madre de Cabrera. Las preguntas se agolpaban en mi cabeza. ¿Cuáles habían sido las circunstancias exactas de su muerte? ¿Había sido violentada?
A su marido «el Señorito», le dieron caza dos años más tarde en el lugar de Xestoso, en Baleira, en marzo de 1837.
La cabeza del cabecilla expuesta en el centro de Lugo, como un trofeo.
Cuenta el boletín donde se informa de su muerte cómo los guardias nacionales cercaron la casa donde se encontraba Manuel Alvárez Fernández alias “El señorito de Bullán”, tres facciosos y la moza del primero. ¡Resulta que nuestro señorito vivía ahora en concubinato!
El relato continúa con disparos cruzados y con la muerte de Manuel Alvárez de un balazo, cuando sale de la casa, con solo la camisa puesta. Lo mismo para el otro faccioso. Los otros dos, según informa el parte, fueron capturados para ser pasados por las armas, al día siguiente. ¿Y qué fue de la moza del “señorito”?
Silencio sepulcral, de nuevo.
Nada más se cuenta de ella. Es un elemento totalmente accesorio en esta historia. Podría figurar en la lista de material aprehendido a la gavilla de facinerosos. ¿Os imagináis?
Material incautado: dos carabinas, una pistola, dos capas, un caballo, una yegua, la ropa y la moza del cabecilla y una cartera con papeles.
¡Ya sabéis! Las mujeres no cuentan en las guerras, aunque hayan participado activamente en ellas. O aunque las hayan sufrido y las sufran en primera persona, por los siglos de los siglos. Amén.
¡Es casi imposible seguir el rastro de nuestros padecimientos!
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