MIS LOGROS GENEALOGICOS

2021. MIS LOGROS GENEALOGICOS PERSONALES

 

El año 2021 pintaba bien.  Por fin, podría avanzar en mi genealogía y  dejar de decir eso de que en casa de herrero, cuchillo de palo” . 

 

En algún momento del año, el Archivo Diocesano de Ourense , reabriría sus puertas al público y podría dedicar una o dos jornadas a investigar en los libros de Castro Caldelas.   

 

Desafortunadamente, el archivo no abrió hasta el mes de octubre. 

 

Y cuando lo hizo, yo ya me había resignado a postergar mi genealogía, para el 2022.      

 

Aún así hubo progresos, muchos de ellos  inesperados.

 

 

 

1. El misterio de Aurelia

 

 

2021 fue el año es que conseguí averiguar la fecha de defunción de Aurelia, la hermanastra de mi abuelo, con quien siento un extraño vínculo.  No sé si será por su condición de desterrada, por su nombre o por otras coincidencias, sobre las que no me quiero extender.

 

Sabía que se había muerto en los años cincuenta, al caerse de un carro, pero desconocía el lugar exacto del suceso.

 

Después de años de búsquedas y de pequeños avances, que me llevaban siempre a un callejón sin salida, se produjo el milagro.

 

En una conversación casual con el párroco de la parroquia lucense de Doade por otro asunto, probé a preguntarle por el misterio de Aurelia.

 

A las pocas horas, me mandó un mensaje informándome de que la defunción ocurrida en el año 1951, se había apuntado en los libros parroquiales,  fuera de plazo. 

 

Tras ocho años de espera, ya tenía una fecha en la que poder encender una vela, por esta excluida del sistema familiar. En 24/4. 

 

 

 

2. Las fotos de mi padre en el monasterio de La Vid

 

 

Mi padre, igual que mi bisabuela, también experimentó en sus carnes, el destierro. Siendo niño fue enviado a estudiar al Monasterio de Santa María de La Vid, a cientos de kilómetros de su aldea natal. 

 

Yo supe de su estancia en La Vid, cuando empecé a investigar en la historia de mi familia y a molestar con preguntas inoportunas.

 

Leo el papel con las condiciones de admisión de los alumnos y deduzco, que tendría doce años, cuando ingresó en la Preceptoría de los Padres Agustinos y una cierta “inclinación a vestir el hábito agustiniano”.

 

También que “sabía leer con entonación y soltura y escribir con buena letra y regular ortografía. Y que dominaba las cuatro reglas fundamentales de la Aritmética, el Catecismo y poseía algunas nociones de análisis gramatical.”

 

Hace unos meses, tuve un «momento fotos” con mi prima Inés.

 

De repente, de su cofre del tesoro sacó dos fotos de mi padre en La Vid, una recién llegado y otra con los hábitos. Mi prima me miró y me dijo: “¡Toma! Estas son tuyas”.

 

Asusta la vulnerabilidad de mi padre-niño en la primera foto, rodeado de otros niños y de preceptores vestidos con ropas extrañas.

 

Es inevitable hacerse preguntas sobre si aquel sería un lugar seguro para él. 

 

 

 

3. Ramón Costoya, el cura que firmaba en clave de sol 

 

 

Mi padre, como ya os podéis imaginar, no llegó a ordenarse.

 

Él no siguió los pasos de su tatarabuelo, Ramón Costoya cura oriundo de Silleda y desterrado en Alais, quizás por haber prohijado a un misterioso expósito, a quien dio su apellido.

 

Yo siempre había pensado que Alais, había sido su primer destino en Ourense. pero hubo uno anterior.

 

Su primer destino fue Fitoiro, en Chandrexa de Queixa.  ¡Mi ancestro había trabajado en la montaña de Ourense! Allí, en la Galicia remota, ofició misas y también bautizó, casó y enterró a sus feligreses.

 

Su letra salpicaba las hojas de los libros parroquiales de Fitoiro, pero lo más conmovedor era su firma… Una coqueta clave de sol que sustituía a la R inicial de su nombre.   

 

Al final va a ser que Don Ramón tenía inclinaciones artísticas y musicales.

 

 

 

4. Una de endogamia 

 

 

Mi tío Manolo es el culpable de que yo investigase en los libros de Fitoiro.

 

Ya sabéis que está a punto de ingresar en el club de las personas centenarias y que por eso dediqué varias jornadas a su genealogía.

 

Lo que yo no podía imaginar es que al investigar su genealogía, también estaba investigando la mía. Él es mi tío político, pero también compartimos ADN. Resulta que el abuelo de Manolo y el bisabuelo de Inés, mi tía materna, eran hermanos.

 

Ya sabéis que en Galicia, todos somos primos.

 

 

 

5. Mi nueva prima Silvia

 

 

Y como la cosa va de primos, sólo me queda compartir que en el 24/12 recibí un correo de una prima que no conozco y que vive en Barcelona.

 

Me cuenta que se llama Silvia Costoya y que me lee en el blog, así que estoy segura de que le encantará leer esto.   

 

Ella es mi prima segunda. En otras palabras, las dos compartimos los mismos bisabuelos.

 

¡Bonita forma de cerrar el año!

 

 

Cuéntame, ¿ cuales han sido tus logros genealógicos en este año que cierra? ¿Qué cosas te gustaría averiguar en el año que entra? ¿Ya has escrito la lista de tus propósitos genealógicos? 

2 Comentarios

  • Silvia Costoya Leizan

    08.01.2022 at 09:38 Responder

    ¡Hola prima! Sí, por supuesto que he leído tu entrada y me ha encantado.
    Me cuenta mi padre que tu abuela, Melania y mi abuelo se criaron juntos con sus abuelos maternos (Melitón Fernandez) en el Portaleiro.
    Otra historia de endogamia, mi abuelo Antonino y mi abuela Lola eran primos y para casarse tuvieron que pedir dispensa papal.
    Un abrazo y feliz año

    • bisagras

      09.03.2022 at 06:19 Responder

      Al final va a ser que todos somos primos y primas!!!

Deja un Comentario

*

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Don`t copy text!